SHE SAID:
Esas gotas que caían en mi espalda eran sudor, embestida tras embestida, me apretaste las naglas con tus manos y guíabas el ritmo del vaiven de los pliegues y carne sobrante de mi cuerpo, sobándome las caderas como si estuvieras moldeando una escultura, entrando y saliendo, constante mete-saca, mis salsas transparentes mojándo.

El aire entraba por la ventana refrescándo el calor del cuarto lleno de humo y recorriéndonos, el sonido de la tele se mezclaba como buena música con el squish-squish que hacía tu (mmm) sexo anunciando la próxima batalla de hormigas que suben en mi cuerpo y me ponen a gemir, !ay papi que rico! (no lo dije pero lo pensé), niños jugando afuera, el sol iluminando la orgía, eramos tantos y tan pocos, hielos paseándose por nuestros pezones, tu lengua, succionabas mis pechos como si me fueras a sacar el alma por alguno.

Ya con las piernas elevadas y la mente extraviada, me abriste tanto que el dolor me puso a gritar un poco y justo antes de que el segundo batallòn llegara, me chupaste los labios llenos de mieles marítimas y zaz, viene de nuevo.

Regresándo a mi canina postura mientras me dabas mi muy merecido spanking, te recorrí un poco con mis manos para demostrar un poco de interés, pero nel, me lo merezco, siguele como ibas, el torso en el suelo y el culo al cielo, te abrazaste de mis piernas y fuiste besando y succionando mi piel hasta llegar el lugar, tus labios en mi ano, tu lengua dibujando planetas entre dos hoyos, todavía puedo sentirla, te dispones a seguir con tu erección más dura que nunca y vuelves a introducirteme, si, es allí, diste en el punto por 3ra vez.

No hables, no es necesario, solo acomódame con tus manos...así lo hiciste, que bien que estos muchachitos de hoy aprenden pronto.

Todavía siguió la faena, pero ya me calenté, voy a sobarme y a dormir.